El aula no son sólo paredes; Tomasa enseña debajo de un árbol a niñas y niños de primaria
Dos a tres veces por semana Tomasa llega al parque Antonio Nakayama, en Culiacán. Niñas y niños de la colonia la esperan con lápiz y libreta, otros más con sus libros de texto. Al verla, algunos abandonan columpios y resbaladillas para ayudarla con sus libros y su bolsa, y colaboran a instalar una mesita debajo de un árbol: el salón de clases de las tardes. Ella los recibe con saludo de puñito, un “gracias” y un “te quiero” en agradecimiento.Tomasa Ponce Ramírez es maestra de primaria con 28 años de trayectoria. Colabora con el programa “El Parque es Mío” de la organización Parques Alegres. Recientemente recibió la invitación de parte de la asesora Iveth Cruz para ofrecer clases gratuitas en el club de tareas, lo que representó para ella una oportunidad de resarcir, al menos un poco, los grandes males que dejó el confinamiento en las y los niños.
“Conocí este proyecto porque tengo una compañera que me dijo lo que hace en sus parques, me llamó mucho la atención. Cuando me platicó del proyecto para trabajar con niños, dije: ¡Es hora!”, comenta.
La docente reconoce que la pandemia ha generado un retraso en las aulas, por tal razón sentía la necesidad de hacer algo. Su horario laboral, de 08:00 a 15:00 horas, le parecía insuficiente.“Me preocupa lo que hemos estado viviendo con la pandemia, porque soy maestra, tengo niños en grupo y veo la situación de cómo los niños se fueron atrasando. Necesitan ese apoyo, recibir clases en proyectos como este”, argumenta.Conoce bien a las y los niños, señala. Sabe qué les gusta y cómo quieren aprender. Qué mejor que sea debajo de un árbol.“Tengo tiempo conociendo a los niños. Los niños son alegres, divertidos, a veces vienen tristes y una los abraza y se sienten abrigados por una, eso me hace sentir feliz porque sienten un apoyo. Les digo: te quiero hijo, o hija, y ellos sienten el cariño que les doy. Se sienten grandes, valorados”.
El programa
El primer día que llegó al Parque Nakayama, solo encontró 10 niños, pensó que sería cuestión de tiempo para que se corriera la voz y llegaran más. Al día siguiente llegaron 10 más.Lo mismo ocurrió en otro parque, la Unidad Deportiva Progreso, Manuel J. Clouthier. El primer día atendió solo a un niño y al día siguiente once.
“Están escuchando sobre estos talleres, saben que hay un club de tareas y las mamás saben que los niños necesitan ese apoyo. Solo tienen que venir a apuntarse y empezar a traer a los niños”.
El mayor número de niñas y niños que instruye en los parques son alumnos de primaria, con quienes trabaja las asignaturas Lengua Materna y Matemáticas.“Ahorita lo que más se les ha dificultado es la lectoescritura, es la asignatura donde fallan más, por la lectura, palabras incompletas, la comprensión. Matemáticas andan fallando mucho en las multiplicaciones, ahí es donde trabajamos mucho con los niños”.
Adelantados a la escuela
Tomasa indica que las y los niños se muestran entusiastas y aprenden rápido. “Estoy conociendo a estos niños, en esta etapa de los parques. Me gusta porque les está llamando la atención. Me dicen: ‘esto no lo he visto en mi escuela, y usted me lo está enseñando’, eso para mí es una enorme satisfacción. Es una motivación para seguir adelante”.- ¿Los está adelantando a la escuela?- ¡Así es! (Ríe).Tomasa envía un mensaje a sus colegas maestros y maestras. Indica que un buen árbol puede ser también el techo de una buena escuela.“Invito a otros maestros a sumarse. Sé que a veces salimos cansados de nuestra jornada, pero aquí se antoja porque estamos debajo de un árbol y a veces estas áreas verdes llaman la atención. Lo tomo como un momento de relax, un momento para descansar. El aula no es solo paredes, también es la naturaleza que nos da esa tranquilidad. Me siento tranquila trabajando con estos niños en los parques, en las colonias. Los vecinos están haciendo un gran trabajo”, expresa.