Como sociedad, indica César López, tenemos que ser capaces de construir un país que no se mate, que pueda pensar distinto, que pueda tener o no tener recursos, pero no que no se dañe. En diversas entrevistas reflexiona que un gran número de políticos, institutos u organizaciones, salen a las comunidades a decir cómo deben ser las cosas, cuando lo que tienen que hacer es escuchar.“En eso rompe mi guitarra con el fusil. Ahí nació la idea: él y yo teníamos nuestra herramienta de trabajo colgada de la misma manera, pero significaba dos cosas completamente opuestas”.
“La gente en los pueblos tiene la sabiduría, entiende cómo es la esperanza, qué es la felicidad, cómo la quieren vivir y uno tiene que aprender. Yo me siento con calma y escucho”.
Es común, indica, escuchar frases como: “los buenos somos más”, algo que reconoce, le molesta; pues considera que dentro de las personas habita lo mejor y lo peor de cada uno. Para ello ejemplificó una anécdota en Cali.“Por la noche conviví con algunos jóvenes, integrantes de pandillas, los supuestos delincuentes. Eran jóvenes armados, que se drogaban y tal; al mismo tiempo eran jóvenes que honraban a sus padres, respetaban a sus amigos”.
Al día siguiente, recuerda, fue invitado al hogar de cierta persona, quien le mostró el interior de su casa. Encontró que, en medio de esta pasaba el río La Quebrada, y un puente unía la sala con el comedor; infraestructura realizada con apoyo de un arquitecto holandés.“Más tarde, el tipo ya se había tomado unos tragos, y comenta: ‘Hijueputa, hay una gente abajo que se quedó sin agua, me la tiene montada’. Pensé: ‘estuve conviviendo en la mañana con los que supuestamente generan la violencia, pero a este señor que no mata nadie, que trabaja, que estudia, que tiene con qué, ha generado violencia para muchas familias abajo, pero a él no se le pregunta sobre su comportamiento. No sé por qué seguimos diciendo que hay unos buenos y unos malos”.
La guitarra, añade, pretende detonar, interpelar a quien la vea y escuche por qué un país como Colombia termina convirtiendo el AK-47, el arma que más muertos le ha causado al planeta Tierra, convirtiéndola en una guitarra. “Perdimos a una enorme franja de jóvenes en este país, jugando a la guerra y enviándolos a odiarse con otros, a quienes naturalmente no odiarían. Si el arma pudo cambiar, ¿por qué nosotros no?”. El arma, añade, un instrumento que servía para matar e intimidar, se convierte ahora en un instrumento que da vida. Significa la presencia de los artistas en un proceso de paz, la posibilidad de cambio del ser humano que pudo estar al servicio de estructuras.Podrás conocer a César y su historia en la próxima Expo Parques 2022, así como diferentes ponentes que trabajan como él por un mundo más pacífico.“Al tener el cañón que corre por el centro y ser una sola pieza de metal, la afinación es muy estable; incluso cuando llegamos a los aeropuertos y la lanzan en el equipaje, la afinación sigue siendo bastante estable. Usa unas cuerdas bastante estables, fosforadas, calibre 0.12, que son tal vez las más gruesas y fuertes, y eso le arroja todavía más belleza al sonido, que es metálico”.