Todas las colonias deberían de tener deporte en su parque
En la colonia Villas del Humaya, el maestro Earvin Trujillo imparte clases de futbol y voleibol; opina que este tipo de recreación es vital
Todas las colonias deberían tener un parque
Una veintena de niños y niñas se pasan el balón de un lado a otro. El portero está alerta para impedir cualquier jugada que permita anotar el gol. Hay energía, velocidad, pero sobre todo felicidad, esa misma que les provoca la libertad del juego.No se trata de una competencia formal, están soltándose, aprendiendo futbol en el Parque de Villas del Humaya, mientras la mayoría de sus padres los esperan para practicar ahí mismo voleibol.Desde hace cinco meses, Earvin Enrique Trujillo Hernández, se ha convertido en el promotor deportivo del lugar, desde que, a iniciativa de Parques Alegres, se rescató el espacio para convertirlo en un lugar de afluencia familiar. Como estudiante de la Facultad de Educación Física y Deporte y su programa Promotor, llegó para unirse con colonos se para reforestar, limpiar y equipar. Los niños de entre 6 y 12 años, acuden desde entonces miércoles y viernes, en un ambiente sano y, sobre todo, en el que se fomentan los valores básicos. La mayoría de los asistentes, explicó que de manera anterior pasaban su tiempo en dispositivos digitales o simplemente estaban en casa.Acuden a las clases puntuales y la vida del parque es distinta. El trabajo colectivo es notorio, de ahí que el maestro asegura en toda colonia debería haber un parque.
“Empezamos con cuatro niños, pero se fue corriendo la voz y fueron llegando más y con ellos las mamás, los papás, los hermanos y se ha construido un grupo muy bonito”, cuenta Earvin.
La vida en el parque
Trujillo Hernández añadió que a los entrenamientos acuden vecinos de distintas colonias. Siempre un espacio limpio y con actividad tendrá otro sentido.“Con los adultos entrenamos tres días a la semana, pero además de ello la gente ya acude a pasear a sus mascotas, a caminar. Se da la convivencia y se crean vínculos afectivos”, describe.“Todo ha sido un trabajo en equipo, hemos levantado el espacio, pero trabajamos para mantenerlo; entre todos volanteamos para ir creciendo y que esto siga”.Mientras el maestro da las indicaciones, el portero no deja de fijar la mirada en el balón. Se llama Diego Arroyo, y a sus 10 años, menciona que se siente mejor porque antes no practicaba ningún deporte.“Me la pasaba en la tele, haciendo nada, pero pues es más divertido venir a jugar; sí me da felicidad”.
“Antes no teníamos nada”
Alicia Castro acude semanalmente al parque, es vecina cercana, primero llevaba a su hijo a jugar futbol, pero con los días ella y su hija de 17 años, se sumaron al grupo de voleibol.“Esto nos ha parecido muy bien, antes no teníamos nada. Con el entrenador estamos muy a gusto, yo entreno voleibol, junto con mi hija de 17 años. Es una convivencia muy bonita para todos”, expresa.Para el pequeño de 8 años, Omar Arce Castro también todo cambió: “Yo vengo a correr y a jugar porque me gusta mucho; antes en la casa nomás me la pasaba en el teléfono y haciendo tareas, ahora me siento muy feliz”.Ana Cecilia Mitre, de profesión dentista, quien también se ha sumado al grupo de voleibol, considera que el ambiente es agradable y eso le da vida al parque.“Pasamos de no tener nada a poco a poco ir creando un grupo, este tipo de actividades favorecen bastante”.Mientras el ocaso del día sucede, ahí en la colonia Villas del Humaya más de 50 personas están reunidas; unas corren, otras avientan la pelota, ponen la red, la portería.Es lo que siempre han buscado Esmeralda Astorga Ramírez, de la Asociación Parques Alegres. Dar vida a los espacios de las colonias y que sean funcionales y activos.