Áreas verdes sanas, gran afluencia permanente, actividades cotidianas; conoce la historia de esta unidad deportiva que se ubica en el sector Chula Vista
Múltiples cosas ocurren de manera simultánea y cotidiana en este parque. A lo largo y ancho de sus 6 mil 920 metros cuadrados, niños y niñas ríen y gritan alegres en el área juegos infantiles; el espíritu competitivo se apodera de la cancha de futbol y volibol, donde además de silbatazos, se escuchan las porras de quienes apoyan a sus equipos en las justas deportivas. Mientras, algunos adultos caminan por todo el perímetro. En cada rincón aparecen “Rocky” y “Jedi”, los canes que forman parte de esta comunidad.
Esta es la unidad deportiva Nakayama. Se ubica en el sector Chula Vista en Culiacán y beneficia a cerca de 8 mil personas de todas las edades. La afluencia diaria supera las 100 personas al día, quienes disfrutan de las áreas verdes, ejercitadores, juegos infantiles, bancas y hasta los snak de la tiendita, operada por los vecinos que integran el comité para la autosostenibilidad del parque.
Este espacio público se popularizó hace casi dos años al participar en “El Parque es Mío”, un programa que llevamos a cabo con apoyo de Nacional Monte de Piedad, Parques Alegres, a través de la asesora Iveth Cruz, y la participación de vecinas y vecinos que ofrecen talleres de música, manualidades, deporte, club de tarea, entre otros.
Por todo lo anterior, este espacio público destaca en nuestro programa “Parques de 100”. Significa que no solo cuenta con todos los atractivos y espacios antes mencionados, sino que se plantea cada vez más retos de mejora, mismos que cumple con éxito en tiempo y forma.
Las y los integrantes del comité son José Francisco López, presidente; Mayte Olivas, vicepresidenta; Claudia Camacho, secretaria; Martín Osuna, tesorero y Manuel Valenzuela, quien se desempeña como promotor deportivo. Indican que la clave del éxito de un parque no es solo compromiso, sino el amor al parque.
“Yo pienso que la clave es enamorarte del parque. Si no te enamoras, no haces la gestión, la limpieza; no buscas cómo mejorarlo. Esa es la clave”, comenta Manuel Valenzuela.
Agrega que el comité realiza intensas jornadas de limpieza que a veces se extienden a la media noche o la una de la madrugada; el objetivo es que quienes madrugan a activación física encuentren el parque impecable.
El vecino explica que ese amor se refleja en todos los aspectos, desde la paciencia y la asertividad con la que gestionan ante el Municipio, la creatividad para ofrecer nuevos atractivos al parque, y hasta la forma de comunicarse con las y los integrantes de la comunidad, a fin de mantener cada área en buen estado.
“Puede ser que te topes a un funcionario y no te haga caso. Tu amor por el parque logrará que encuentres la forma de convencer y resolver el tema. También es necesario ser paciente”, ejemplifica el promotor deportivo.
Mayte Olivas destaca que, aunque el parque ha alcanzado múltiples objetivos y en los últimos dos años logró una gran transformación, aún hay mucho por hacer.
“Queremos más juegos infantiles, queremos el apoyo de empresas y el Ayuntamiento para tener más ejercitadores, por ejemplo. Es un parque muy grande y por eso requiere muchas cosas, por ejemplo, queremos más tomas de agua, más juegos infantiles, ejercitadores y una cerca perimetral”, enumera.
Sin importar de qué área ingresen al parque, las y los usuarios son recibidos por “Rocky” y “Jedi”, dos alegres perros que pasean por cada rincón, y que se han ganado el corazón de toda la comunidad, al grado de hacerlos protagonistas del mural plasmado recientemenet en el área de baños, como parte del programa “Vamos Pintando”.
A los costados, las paredes muestran árboles de amapolas y colibríes, elementos presentes en todo el parque; justo en la pared central se observa a las dos mascotas que parecen dar la bienvenida a esta unidad deportiva.
Este espacio público logró además que prácticamente se erradicaran las actividades ilícitas en el sector. La alta afluencia diaria, la convivencia de las y los vecinos, prácticamente alejaron a quienes antes se acercaban para tratar de delinquir.
“A veces hemos visto que se acercan muchachos y se juntan en grupitos, pero nada más, y es de forma muy esporádica. Nada que sea un problema. Cuando eso pasa, nos acercamos para que vean que estamos pendientes de lo que ocurre en el parque y que nadie sea molestado”, comenta Martín Osuna.