Áster:
Es una herbácea perenne que guarda un gran parecido con la margarita. A simple vista, presenta un aspecto similar al de una estrella (algo que anticipa su nombre, en latín). Su floración tiene lugar durante el final del verano y el principio del otoño, y existe en más de 200 variedades, con un sinfín de formas y colores. Los cuidados que requiere son riego constante y pleno sol;
Bignonia:
Es un arbusto trepador con preciosas flores naranjas y rojizas, que puede alcanzar los 10 metros de altura y aparece a finales del verano. Es importante señalar que si se utilizan semillas, el tiempo de espera antes de las primeras floraciones puede ser de cuatro años. Son flores muy resistentes a las bajas temperaturas y se adaptan fácilmente a cualquier tipo de suelo, pero requieren de riego frecuente, pleno sol y fertilización periódica;
Crisantemo:
Es una flor de otoño proveniente de Asia. Su forma es similar a la de la margarita y goza de una popularidad a nivel mundial gracias a su belleza y su colorido, ambas cualidades ideales para darle vida al jardín durante los meses típicamente sepias. El crisantemo es muy fácil de cultivar, y sólo exige temperaturas templadas, riego frecuente, pleno sol y abono cada una quincena;
Crocus:
Esta flor suele plantarse tanto en jardines como en macetas, dado su pequeño tamaño, que la vuelve muy versátil como elemento decorativo. Es una bulbosa perenne que no requiere de muchos cuidados más allá de los riegos y la exposición al sol, y que ofrece un precioso colorido con tonos amarillos y púrpuras, fácilmente combinable con los colores de muchas otras especies.